22 de septiembre de 2012

Primavera

Tengo la sensación de que, aunque me esté dando el sol en la cara, sigo en la noche de anoche. Si hablara no podría disimular que todavía estoy en pedo. 
Lo que dormí esta mañana hizo caso omiso de reparar mi estado mental. También, cabe aclarar, que habré dormido cuatro horas con toda la furia: sumando los lapsos entre salto y salto del auto por la ruta en el que venía durmiendo. Pero bueno, acá estamos, aca estoy. 
Son las tres y media de la tarde y somos cinco borrachos en proceso de depuración natural frente al Mar Argentino.
Mirando con sumisión, perdiendo (sin mucho esfuerzo) la noción del tiempo. Cagándonos de frío.
Todavía no dándonos la razón de lo bien que podríamos haber dormido. De lo innecesaria de esta travesía. 
Igual que importa, es un sueño cumplido.

Pasamos cuatrocientas miles de noches tirando la idea, apostándola al futuro. Imaginando lo copado que estaría. 
Menos mal que la procesión (en este caso, de la decepción) va por dentro.
Pero repito, aca estamos.
Los cinco que siempre quisimos hacerlo, los cinco que siempre osamos decirlo, los cinco que siempre chicaneamos al destino.

En cualquier momento vamos a desistir de hacer algún deporte, preguntar donde se puede comprar una docena de facturas, ir al mar corriendo desnudos y ya cuando no nos queden más ganas de hacer tiempo muerto, volveremos a casa siendo los mismos. 

Aunque por otro recuerdo hermoso más, aún más amigos.

CS.

No hay comentarios :