1 de julio de 2012

Prueba y error

Se están yendo de mí las ganas de encontrarlo de nuevo. Se me está perdiendo la habilidad para saberlo identificar otra vez. Se están cansando mis órganos de revolucionarse en vano por las sensaciones que creo, volver a sentir. Se están notando en mi rostro las marcas del tiempo y en mis manos las heridas de tanto luchar.

Siento que todavía puedo.

La vida pasa convirtiéndose en un ingrato mientras tanto. Un intervalo entre cientos de finales y comienzos, del comienzo hasta el final.
El anhelo perdura en ese intermedio, no así la ilusión, que juega a agazaparse y saltar.

Siento que solo debo esperar.

Me acostumbro a excusar a cada uno de los que me van decepcionando, a los que ya lo hicieron y a los que vuelven queriéndolo hacer y me olvido de que la idea a construir es, no dejarlos nunca más.
Suelo pensar que si en todas las decepciones ajenas, el factor común soy yo mismo, no va a tardar el día en que me quiera dejar. Y es ahí cuando más caprichosamente me logro levantar.

Siento que todavía sirvo.

Porque si bien se hizo difícil aprender algo en el limbo entre la felicidad más blanca y la tristeza más honda sin que duela, después de tanto caer: aprendí a volverme a parar.
Y por más crudo que se vuelva el deseo de volver el tiempo atrás; el optimismo todo reside, en saber que es mil veces más fuerte el deseo de volverte a encontrar.

Siento que siento una vez más.

La meta sigue estando en la realización del sueño futuro. No en la vida soñada que supo ser realidad.
El objetivo sigue siendo encontrar tu mirada cautivante, aunque en los ojos de alguien más.
Perder no sería no encontrarte. Perder sería cansarme de buscar.

Es mi segunda oportunidad.

1 comentario :

  1. No está muerto quien pelea. Y en la vida lo importante no es fracasar, sino intentarlo, y volverlo a intentar. Excelente catarsis Cris. Abrazo.

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