Volviendo a pisar las rayas de las baldozas mientras camino, recordando que era algo que solía molestarte.
También a ir descontando las cuadras que me quedan de colectivo, antes de bajarme. A anotar las cosas en el preciso momento en que vienen a mi mente y a olvidarte.
Voy acostumbrándome de nuevo a que el tiempo es todo mío, aunque no pare de pensarte. A que las huellas de polvo que dejaron las cosas que te llevaste, deberán limpiarse.
Los sonidos que faltan, los nuevos sonidos. Los silencios abundantes.
¿Como hacerme a la idea que te fuiste? Si estás en todas partes.
Los aromas se van perdiendo conforme pasan los días: ese perfume a que no me amabas lo suficiente y ese otro a que exageré amándote.
Cayendo una y otra vez en cuentas y más cuentas, de todo lo que me falta para superarte.
Si fuera tan fácil encontrar en mi cuerpo sensaciones similares a mis caricias sobre el tuyo.
O encontrar en mi alma luceros del brillo de tu alma cuando me sonreías.
Si fuera sencillo volver a cruzar una mirada que llene mi mundo como lo hacías con solo mirarme.
Tan fácil olvidarte sería.
CS.
Apasionante, duro y triste como una ausencia. A veces cuesta tanto olvidar...
ResponderEliminarSaludos.
Muchas veces nos cuesta olvidar, otras es desgarradoramente muy fácil
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