5 de noviembre de 2012

Sutiles diferencias

Todas las armas del olvido, una a una en incansable cuenta.
Yacen en reversa al recorrido, de mi cama hasta mi puerta.

Osabas aparecer cuando palidecías en el fulgor de mi memoria, cuando comenzaban a pulsar desvanecientes las huellas de tus dedos en los míos. Cuando casi todo parecía perdido.
No dejabas que mi cuerpo sintiera tu ausencia ni tampoco lo dejabas libre a su suerte. Tramabas ante cada cercano final una estrategia de regreso triunfal.
Volvías con desenfado e impertinencia, a reclamar lo que casi perdiste. A recordarme que era tu pertenencia y que no me dejarías escapar.

Y no te costaba más que venir a saludar, más que hablar de la humedad, más que contar como anduvo todo en tu vida sin mi presencia.
Vanos todos mis intentos de hacerme el fuerte. Aunque lejos de la impotencia.

Valía la pena por cada "te extrañé" con displicencia que no hacía más que remarcar un "estuve a punto de no volver" en mis creencias.
Todas las excusas se volvían razonables. Todas las mentiras, sutiles diferencias.

—No vuelvas a dejarme.
—Amo tu inocencia.

CS.

4 comentarios :

  1. Sos un hijo de puta cómo escribís! Perdón por el agravio, pero soy de las personas que piensan que las palabras "fuertes" le dan mayor firmeza a lo que se piensa.

    DV.

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  2. Opino igual textual lo que dijo Doble Ve.

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  3. Precioso, me encantó.

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