Dos para citarse y para encontrarse. Dos para buscarse entre la gente vía mensajes de texto. Dos para abrazarse y saludarse. Dos para apretarse por "todo este tiempo". Dos para hacer una buena charla, dos para llevar la cena a buen puerto. Dos para irse a algún hotel cerquita de la noche de ensueño.
Dos para empezar a verse por las tardes. Dos para cambiar el boliche por el cine. Dos para pelearse y arreglarlo con sexo. Dos para mimarse, dos para pasar el invierno. Dos para imaginarse un futuro, haciendo tiempo.
Dos para proponer, dos para planear. Dos asientos que ocupar en las bodas de los amigos. Dos para volver a casa medio borrachos. Dos para cantar a los cuatro vientos. Dos para imaginar los hijos perfectos.
Dos para envejecer, aunque primero dos para madurar. Dos para saberse de memoria. Dos para cansarse de la rutina y explorar. Dos para entenderse sin hablar.
Dos para mirarse durmiendo. Dos para cuidarse enfermos. Dos para putearse y relajar. Dos para el portazo que duele en el pecho.
Dos para mudarse. Dos para vivir y dos para elegirse de nuevo.
Dos para carcajadas sin motivo. Dos para incómodos silencios. Dos para la mentira piadosa y dos para la verdad absoluta. Dos para el final feliz de los cuentos.
Dos para el día a día. Dos para sentirse eternos. Dos para asumirse con virtudes y defectos y dos para decirse, que tres son multitud y que uno ya no quiere lo mismo.
Dos para separarse, dos para volver al comienzo. Uno para intentar no sentirse culpable y otro para intentar no sentirse muerto.
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