13 de abril de 2015

Julian

Me acordé que esta mañana había soñado con vos.
Que abrí los ojos y me sentí muy cómodo en esa nebulosa poco clara que son mis mañanas hasta que me pongo los lentes de contacto. Aún no quería ver igual. Todavía no quería abrir los ojos, ni que nada me hiciera olvidar tu sonrisa.

Tenía miedo de que al abrir los ojos tu recuerdo y ese sueño tan hermoso se fueran de mi. Tampoco quería respirar muy fuerte o moverme demasiado, para no espantarlo como a un espejismo o una alucinación.
Tan solo quería tocarme y acariciarme pensando en tu voz, diciéndome todo lo que soñé que me decías, una y otra vez. Quería ir haciendo despacito la mímica de la canción que sonaba de fondo en el sueño, como si tus labios fueran cantando bajito la misma canción y rozando los míos al ritmo. Quería respingar mi nariz contra la nada, imaginando que tu cara me acercaba la tuya para sentir tu respiración. No quería, aunque fueras solo producto de mi subconsciente, dejar de tenerte en mí.

No eras el mismo que tuve tantas veces conmigo, no eras nada de lo que conocí. Eras todo lo perfecto que siempre quise que fueras, eras puro idilio. De ese que tanto me gustaba decir que no quería ni conocer.
Eras la mirada sincera que siempre te pedí, la palabra justa, la caricia apropiada y la pasión necesaria. Eras mil latidos desenfrenados en mi pecho y un ardor impresionante, que pocas veces supiste encender...

(Y me dieron ganas de volver)

CS.

No hay comentarios :