29 de septiembre de 2010

Estoy hermoso

Esta mañana me desperté y sentí distinto, me desperté y me sentí amado. Abrí mis ojos y ahi nomás sentí tu brazo por encima de mi pecho: abrazándome. Remarcando que el sentimiento que expresamos antes de dormir, era cierto. Y diciéndome que ese abrazo no era parte de un sueño.

De la nada empece a sentir que mi cuerpo ya era hermoso, que mi sonrisa era la más brillante, que mis ojos eran los más sinceros.
Ya mi corazón estaba lleno de seguridad.

¡Si! Al momento en que abrí los ojos y vi tu brazo encima de mi pecho sentí todo lo que necesitaba sentir hacía ya mucho tiempo.

En ese segundo se volvieron verdad todas tus palabras, y a la vez todas se volvieron una ilusión cuantiosa en ganas.
Verdaderas GANAS de quedarme asi para siempre, en ese instante junto a vos...

Pero no pasó mucho tiempo hasta que mi contemplación se vió interrumpida por tu despertar.
Y, no queriendo parecer un exagerado, ese momento fue aún muchísimo mejor.
Cuando vi que al mirarme sonreíste, remarcando que todo lo que sentí al mirarte dormir:
Tenía sentido.
CS.

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