8 de agosto de 2011

Gritar

Me sabés al sonido de guitarras acústicas haciendo llegar baladas a mis oidos. Y digo sabés, pues las notas que en mi despertás tienen sabor a olvido.
No a tu olvido, sino al mío. Al olvido, por todo lo bueno que traés, de lo malo que de mí se ha ido.

Me sobrevolás con tus palabras, tan condenatorias como descartables, y me haces sentir como floto en el aire para volar de tu mano encima de mis ideas.

Estas ahí esperándome cuando no me decido a buscarte. Estás ahí esperándome cuando te necesito. Estás siempre expectante para reirte de lo que digo. Estás siempre dispuesto a reirte conmigo.

Estás y no estás. Venis y te vas. Aunque siempre apareciendo de imprevisto para arrastrar tus dedos sobre las lágrimas que recorren mis cachetes fríos. Y clavar tu mirada sobre el brillo de mis ojos, que reflejan sin pudores lo que siempre he sentido.

Porque siempre he sentido por vos algo que por nadie he sentido: esa sensación de amor, que se esconde detrás de un constante hastío.

Pero aún así, a tus brazos temo caer rendido, puesto ya sé de antemano que sos siempre el mismo espejismo.

Estás, siempre estás. No me canso de repetirlo.
Aunque todavía no como necesita este joven, para gritar que se enamoró de su mejor amigo.
CS.

1 comentario :

  1. La verdad que siempre te leí en tono de broma, pero me gusta tu blog (ah, si, yo también soy melanco en el mío, =P)
    Abrazoooo!

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