16 de marzo de 2012

Mínimo

Ese chico caminaba muy rápido como para que ninguna preocupación lo estuviera impulsando. El rictus en su cara tampoco decía que todo estaba bien.
Lo vi desde el colectivo, detenido por el tránsito, caminar unos 30 metros.
Lo vi doblar desde la esquina, caminar apresuradamente y apretando sus puños con la misma intensidad que su quijada. Sus brazos casi ni se balanceaban por la ligereza del paso.

Entró en un jardín de infantes de fachada colorida, como acostumbran a ser todos, atravesando la alta puerta de madera. Por el entreabierto de la misma, pude ver que alguien desde adentro la había abierto para salir, acto que sucedió después de él perdérseme de vista.

El colectivo comenzó a moverse y fué que sentado en mi asiento no pude despegar mi vista de esa puerta, pensando. ¿Que habrá sucedido detrás? ¿Que vendría sucediendo antes de que yo atestiguara esa situación? ¿Por qué ese chico iba caminando así?

Creo poder vivir sin la respuesta igual.

Son de esas cosas que miramos a diario y jamás vemos, pero así como eso que impulsó a ese chico a dejar lo que estuviese haciendo para correr en busca de lo que estuviera esperándolo en ese jardín, que es y será un asunto completamente ajeno e inhóspito para mí, ahora me está haciendo escribir...

Que te estoy haciendo leer y quizás pensar en qué le podrá haber pasado a ese chico o quizás cuantas situaciones parecidas a esta pudiste vivir y no reconocer. 

Tal vez mañana cuando salgas y veas todo lo que hay sucediendo alrededor, te detengas en algo mínimo para contarme a mí. Tal vez tan solo fue para hacerte perder tiempo.

Sin duda alguna es una replica inesperada, de ese terremoto emocional.
Un resabio que esa noticia no se esperaba.

Acabo de cambiar el destino también así.

CS.

2 comentarios :

  1. Tu poder de observación es admirable, mi querido. Me dejaste con intriga, quiero saber, quiero saber, tengo que saber.

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  2. Miles de historias se nos cruzan a diario frente a nuestros ojos y un gran porcentaje de ellas pasan desapercibidas. Son prácticamente las únicas que prestamos atención aquellas que nos involucran de alguna forma. ¿Pero qué ocurre con las demás? ¿Qué es de esas mínimas situaciones en las cuales estamos ajenos? Será que el tiempo pasa rápido y la forma de vida cambia constantemente, que ya no nos tomamos ni cinco minutos a pensar en esas historias mínimas y siempre estamos esperando grandes sucesos que nos modifiquen, cuando frente a nuestros ojos están la más grandes posibilidades ser...

    DV.

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