28 de marzo de 2013

Detrás del mar

Te miraba a los ojos como quien ya sabe que todo se termina y vos no hacías más que devolverme la mirada llena de ilusiones.
Solo bastaba que esas dos palabras que tanto practique y practique durante días, salieran de mi boca, para que todas juntas se hicieran trizas.

Y me abrazabas y enredabas tus dedos en los míos, como si el débil calor de mis palmas pudiera con el frío que traspasaba las olas. Me hablabas del futuro, me contabas tonterías. Y sonreías.

La culpa me había detenido tantas veces. Ya no quería seguir sintiéndome preso.
Aunque me doliera tenía que dejarte, decirte que ya no sentía lo mismo.
Que vos seguías siendo muy chico para mi. Que yo seguía siendo grande para vos.
Que vos no querías caer en la rutina, saliendo al mismo boliche todos los viernes. Que yo ya pensaba en tener hijos.

Y volvías a esconder tu cara en mi pecho y yo mirando tu cabello alborotado, pensaba como decirtelo. Como no dañar a tu corazón, como no hacer del recuerdo de tu primer amor, un hueco emocional lleno de hastío.

Pero me sorprendiste y hablaste primero, con esa frescura tan peculiar con la que me conquistaste en un principio y que siempre me fascinó y me calmó al mismo tiempo.

—¿Que pensás que haya detrás del mar?— Me preguntaste sonríendo.
—Pues, otra costa. Otra orilla, otra arena, otro país.
—¿Y como sabés que esa otra costa del otro lado es la parte de atrás? ¿Como no pensar que quizás es donde estamos nosotros?— Y la conversación parecía tornarse uno de tus juegos.
—Muy simple, es lo que estoy viendo.— Te respondí
—Mmm... No concuerdo.
—¿Por qué? ¿Que pensás vos que hay detrás del mar?

Y te quedaste en silencio. Mirando fijo al horizonte, siguiendo por unos segundos el suave movimiento del sol que se escondía. Luego con media sonrisa dibujada en tus labios y los ojos medio húmedos, como sabiéndolo todo, volviste tu cara hacia mi y terminaste respondiendo:

—El cielo. El cielo es lo que yo estoy viendo.

Y sonreí.

CS.

6 comentarios :

  1. Hermoso. Simplemente, eso.

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  2. Muy bueno, viejo
    Aristoles.

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  3. Anónimo1/4/13, 2:04

    Que bello, hermosas palabras

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  4. Hermosisimo, Chanchi.

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  5. No sé por qué pero me imagine esa mirada al final de la conversación y me sentí más animada. Y yo tampoco pude evitar sonreír.
    Gracias por crear esta bella historia.
    Voy a seguir leyéndote.
    Ana.

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  6. Anónimo7/5/14, 3:12

    Completamente conmovedor.
    Qué lastimas los finales, ¿no?

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