No quiero que todos zapateen sobre mi tumba cuando apenas me sepulten. Que esperen al menos a que la tierra se asiente por si sola, pues creo que me lo gane siendo condescendiente todas las veces que pude.
Pero sí quiero que vengan a contarme cada tanto, todo eso que me perdí, hasta que decante por si mismo que me lo hubiera perdido si viviera también.
No quiero que cuando se muera Alanis Morissette, todos salgan a decir que "Ironic" era su canción de cabecera y la pongan de fondo en todas las recopilaciones fotográficas para después echarla a perder en un video subido a internet. Traten de evitarlo por mí.
Ni tampoco quiero que cuando Britney Spears toque el piano como Sara Bareilles y escriba una canción que no diga "Baby", me lo vengan a decir.
Ni si Pink alguna vez se dejase quieto el flequillo, no lo podría resistir.
O si el primer tutú de mi sobrina le quedase como siempre lo soñé y no lo pude ver.
Cuéntenme estupideces. Cuéntenme esos chismes que tanto nos encanta decir sin poder no decir "que esto quede entre vos y yo eh" después. Esas cosas que me hacían sentir vivo estando de verdad vivo y que me evitaban vivir todo lo que debí y que ahora descubrí.
Porque me ocupé del mundo y me olvidé de mí, me espanté, me caí, me aturdí, me aparté. Me dejé llevar por la ola y me morí.
Y me siento más idiota que nunca, porque me quedaron miles de cosas por hacer y por sentir.
CS.
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